Cuando hablamos de de proyectos vitales, a veces hablamos de algo que no tenemos muy bien claro en nuestra cabeza. Puede que estemos pasando por una fase de ansiedad, desánimo, falta de ilusión.
De fondo nos estamos sintiendo un poco perdidos, confusos, como si nuestra cabeza hubiese mucho caos o cierto vacío.
A menudo puede que ni siquiera reconozcamos aquello que nos está pasando, simplemente sentimos cierto malestar y hasta puede resultarnos difícil comunicarlo a las personas más cercanas o al mismo terapeuta.
Es lo que pasa cuando deseamos dar un cambio de rumbo a nuestra vida, puede que en el ámbito laboral o tal vez en las relaciones sociales o afectivas u otros ámbitos.
Trabajar en los proyectos vitales fue lo que más me motivó a la hora de formarme como coach primero y después por supuesto como psicólogo cuando me di cuenta que la técnica del coaching se quedaba muy limitada desde mi perspectiva y para el tipo de cambios y de ayuda que quería proporcionar.
¿Cómo lo haremos?
El tipo de trabajo que se realiza para los proyectos vitales implican tanto el uso de los recursos que puede ofrecernos la psicología cuanto aquellos que nos proporciona la técnica del coaching.
Es cierto que habrá que atender el malestar y los síntomas que podrán presentarse forma de ansiedad o de problemas emocionales.
Asimismo será necesario analizar los deseos de la persona, las dificultades que impiden la realización de esos deseos, los recursos existentes y aquellos que será oportuno adquirir.
Paulatinamente a lo largo del proceso se descubrirán los objetivos a medio y largo plazo que alineados con la meta que se quedará alcanzar.
Para ello será fundamental realizar todas aquellas acciones que sean coherentes con los deseos y que puedan propiciar el logro de un grande objetivo satisfactorio y por ende un nuevo proyecto de vida.