Cuidar a un ser querido enfermo sin descuidar nuestro propio bienestar emocional

Bienestar cuidando a un enfermo

Puede ser que sientas que nadie lo hace mejor que tú, o que te sientas culpable de llevar a tu familiar a un centro de atención residencial, pero las demandas de cuidar a un ser querido enfermo pueden ser agotadoras y abrumadoras si no haces nada para cuidar de tu salud. Por ello, hay pasos que puedes tomar para controlar el estrés y recuperar una sensación de equilibrio, alegría y esperanza en tu vida.

Si bien cuidar a un ser querido puede ser extremadamente gratificante, también hay muchos factores estresantes involucrados. Si el estrés de la prestación de cuidados no se controla, puede afectar tu salud, tus relaciones y tu estado de ánimo, lo que eventualmente puede conducir al agotamiento, un estado de agotamiento emocional, mental y físico.

Y cuando llegas a ese punto, tanto tú como la persona a la que cuidas, sufren. Así, cuidarse de uno mismo no es un lujo, sino una prioridad. Cultivar tu propio bienestar emocional y físico es tan importante como asegurarse de que tu familiar llegue a la cita con su médico o tome sus medicamentos a tiempo.

¿Cómo hacer frente al cuidar a un ser querido enfermo y cuidar nuestro propio bienestar emocional?

Si bien cuidar a un ser querido enfermo nunca estará libre de estrés, los siguientes consejos pueden ayudarte a aligerar la carga, evitar los síntomas del agotamiento emocional y encontrar más equilibrio en tu vida.

Evita el agotamiento sintiéndote empoderado

Sentirse impotente es el contribuyente número uno al agotamiento y la depresión. Y es una trampa fácil en la que caer como cuidador, especialmente si te sientes atrapado en un papel que no esperabas o impotente para cambiar las cosas para mejor.

Pero no importa la situación, no eres impotente. Esto es especialmente cierto cuando se trata de tu estado de ánimo. No siempre puedes obtener el tiempo extra, el dinero o la asistencia física que te gustaría, pero siempre puedes obtener más felicidad y esperanza.

Cuidar a un ser querido enfermo

Para ello debes:

  • Acepta tu elección de cuidado: Reconoce que, a pesar de cualquier resentimiento o carga que sientas, has tomado una decisión consciente para brindar atención. Concéntrate en las razones positivas detrás de esa elección. Tal vez brindas atención para ‘recompensar’ a tus padres por la atención que te brindaron mientras crecías. O tal vez sea por tus valores o por el ejemplo que quieres dar a tus hijos.
  • Busca el lado positivo: Piensa en las formas en que el cuidado te ha fortalecido o cómo te ha acercado a la persona que estás cuidando o a otros miembros de la familia. En estas situaciones logras saber además con quién cuentas o con quién no.
  • No permitas que el cuidado se apodere de tu vida. Es crucial evitar que el cuidado de los demás se apodere de toda tu existencia, ya que es más fácil aceptar una situación difícil cuando hay otros aspectos agradables de tu vida.
  • Concéntrate en las cosas que puedes controlar. No puedes desear más horas en el día u obligar a tu hermano o hermana a ayudar más. En lugar de estar estresado/a por cosas sobre las que no tienes control, piensa en cómo quieres responder a los problemas.
  • Celebra las pequeñas victorias: Si comienzas a sentirte desanimado, recuerda que todos tus esfuerzos cuentan. No tienes que curar la enfermedad de tu ser querido para marcar la diferencia.

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Obtén el aprecio que necesitas

Sentirse apreciad/a puede contribuir en gran medida no solo a aceptar una situación estresante, sino también a disfrutar más de la vida. Los estudios muestran que los cuidadores que se sienten apreciados experimentan una mayor salud física y emocional.

Para obtener el aprecio que necesitas puedes aplicar lo siguiente:

  • Aplaude tus propios esfuerzos. Si no obtienes validación externa, busca formas de reconocerte y recompensarte. Recuerda cuánto estás ayudando. Si necesitas algo más concreto, intenta hacer una lista de todas las formas en que tu cuidado está marcando la diferencia. Vuelve a consultarlo cuando empieces a sentirte mal.
  • Habla con un familiar o amigo que te apoye. El refuerzo positivo no tiene que provenir de la persona que estás cuidando. Cuando no te sientas apreciado, recurre a amigos y familiares que te escucharán y reconocerán tus esfuerzos.

Cuida tu propia salud

Piensa en tu cuerpo como si fuera un coche. Con el combustible correcto y el mantenimiento adecuado, funcionará bien y de manera confiable. Descuida el mantenimiento y comenzarás a causarte problemas. No aumentes el estrés de tu situación de cuidado con problemas de salud evitables.

  • Ejercicio. Lo último que quieres hacer cuando estás exhausto y agotado es hacer ejercicio.  Sin embargo, te sentirás mejor después. El ejercicio es un poderoso calmante para el estrés y un estímulo para el estado agitado.
  • Practica una técnica de relajación. Una práctica diaria de relajación o meditación puede ayudarte a aliviar el estrés y aumentar los sentimientos de alegría y bienestar. Prueba el yoga, la respiración profunda, la relajación muscular progresiva o la meditación consciente.
  • Comer bien. Nutre tu cuerpo con frutas frescas, vegetales, proteínas magras y grasas saludables como pescado, nueces y aceite de oliva. A diferencia del azúcar y la cafeína, que brindan un estímulo rápido y un bajón aún más rápido, estos alimentos te alimentarán con energía constante.
Cuidado de ser querido enfermo

Pedir ayuda para el cuidado

Asumir todas las responsabilidades del cuidado sin descansos regulares o asistencia es una receta segura para el agotamiento. No trates de hacerlo todo solo. Para ello puedes:

  • Investiga el cuidado de relevo. Recluta a amigos y familiares que vivan cerca para que hagan mandados o vigilen a la personas que estás cuidando para que puedas tomar un merecido descanso.
  • Distribuir la responsabilidad de los miembros de la familia. Trata de involucrar a tantos miembros de la familia como sea posible. Incluso alguien que vive lejos puede ayudar. También es posible que desees dividir las tareas de cuidado. Una persona puede ocuparse de las responsabilidades médicas, otra de las finanzas y las facturas, y otra de las compras y los mandados, por ejemplo. De ser posible sería muy útil, aunque lamentablemente en muchos casos se activan nuevos conflictos, y más carga aún, porque esos familiares no son tan responsables y comprometidos como te gustaría que fuesen.

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En conclusión, es muy probable que no priorices tus necesidades sobre las de ellos si estás cuidando a un ser querido. Yo como profesional de la salud mental, y con mucha experiencia en el trabajo con cuidadores, reconozco que ayudar a los demás puede generar sentimientos de tranquilidad y realización.

Pero es importante mantener cierta calidad de vida. Cuidarte para cuidar mejor, además. Y si necesitas ayuda, puedes contactar conmigo. Sabré cómo ayudarte.

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